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15 ¿Estáis ahora dispuestos, en cuanto oigáis el sonido de los cuernos, flautas, cítaras, liras, arpas, zampoñas y demás instrumentos musicales, a postraros para adorar la estatua que he mandado erigir? Lo digo porque, si no la adoráis, seréis arrojados al instante al horno ardiente. Y entonces, ¿qué dios será capaz de libraros de mis manos?

16 Sadrac, Mesac y Abednegó respondieron al rey Nabucodonosor:

— De ese asunto no tenemos nada que responder. 17 Si el Dios a quien adoramos puede librarnos del horno ardiente y de tu mano, seguro que nos librará, majestad.

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